lunes, 1 de mayo de 2017


PERMANENCIA DEL LIBERTADOR EN CARTAGO


Hecho notable para Cartago, la llegada y permanencia del libertador Bolívar entre los días comprendidos del 29 de diciembre de 1829 y el 4 de enero de 1830.


Desde el instante mismo en que se conoció la noticia del día y hora del arribo del padre de la patria a la ciudad, empezaron los preparativos para recibirle tal como correspondía al hombre de guerra y al Caballero de la Gloria y de la Libertad, que ya en el ocaso de su vida buscaba afanosamente los caminos de la reconciliación con su espíritu y recorría las rutas de la decepción y del dolor, como otrora recorriera triunfante los caminos del nuevo continente en procura de la soñada independencia.
Nombrada por la Sala Municipal y las demás autoridades, la Junta de Recepción -encargada de proclamar los actos- esta entro inmediatamente en funciones, para lo cual se instaló en casa del procurador, señor Vicente del pino, ubicada en la carrera 5 con cruce de la calle 8, procediéndose al nombramiento de la junta directiva que quedó constituida en la siguiente forma:  presidente el mismo de la Sala Municipal, Jerónimo López Martínez; vicepresidente, Alonso Becerra; y secretario, Pedro A. Guevara. (archivos del Concejo, Tomo 14 Folios 141 a 180).


 Casa ubicada en la carrera 5ta con calle 8

Como es de rigor la antedicha junta principio sus labores no solo asesorándose de personajes notables por su rango social y posición cultural, que también por el caudal de sus ¨doblones´´ como que tenían el encargo de financiar los actos programados para los seis días que habrían de durar los regocijos públicos y las reuniones sociales con carácter de acontecimiento extraordinario.
Y no podría ser de otro modo ya que el recepcionado había alcanzado la cúspide de la gloria, se reputaba como esteta consumado y había estado en contacto con la nobleza de principios de siglo, en las más rancias capitales de Europa y de América. No en balde en la retina de sus ojos y en la visión de su mente, habían quedado grabadas ´´la belleza y la estética de aquella época de despotismo donde el clero deslizándose con tácitos pasos, era el único que legaba a codearse con el poder y a veces a compartirlo con los grandes, aunque aparezcan a través de la poesía y de  la leyenda haber ejercido siempre el imperio de un encanto aún vivo y revocado cada  día y el influjo de ese encanto, no es lo que menos nos ha hecho comprender cuanta riqueza dieron los españoles a los americanos a trueque de la libertad´´ según concepto de Emil Ludwig.

Pues que teniendo en cuenta quizá esta trayectoria y antecedentes personales del Libertador, nuestros antepasados no omitieron detalle para que su presencia en Cartago fuese grata. Fue así como el 27 de diciembre se dio principio a los festejos con iluminación general y gran cantidad de juegos pirotécnicos lanzados desde los distintos sectores urbanos, por los entusiastas comisionados que para tal evento habían sido nombrados con anterioridad.

La comisión de recepción quedo integrada por algunos miembros de la  Sala Municipal y por los señores Fernando Ruiz Z., Demetrio Bonilla H., Juan Antonio Porras, Juan V. de la Zabala, Mariano Hormaza y Matute y Mario Becerra Borja, quienes ultimaron todos los detalles y organizaron la cabalgata que recibió al general  Bolívar , más adelante del poblado de Zaragoza y lo condujo por el antiguo camellón del sur (hoy avenida Décima) en medio de inusitadas demostraciones de júbilo, hasta el propio corazón de la ciudad, a la residencia de la familia Santibáñez, situada en el costado sur de la plaza principal contigua al templo de san Jorge y en donde en el año de 1930 con ocasión del centenario de la muerte del libertador, se colocó una placa de mármol conmemorativa que dice así: ´´Aquí estuvo el Libertador. 29 de diciembre de 1829 a enero 4 de 1830´´´.

Casa de la familia Santibañez, donde se hospedo el Libertador

La iluminación de la ciudad con mechones de gas facilito a las gentes –de todas las clases sociales- la circunstancia de hacerse presentes a las 7 de la noche, hora del arribo del notable personaje. Un grupo de linajudas damas vestidas a la usanza y encabezadas por doña María Luisa del Portillo y doña María Ladrón de Guevara, entrego una bella ofrenda floral y coloco sobre las sienes del héroe una simbólica corona de laurel exornada de rojos claveles.
Acto seguido el presidente de la Sala municipal y de la Junta Recepcional pronuncio una bella oración exaltando los grandes atributos y merecimientos del prócer declarándolo huésped de honor de la ciudad.


Este discurso fue contestado por el Libertador en feliz improvisación adornada de figuras literarias y llenas de belleza y colorido, aunque con voz apagada, que según dicen algunos observadores y comentaristas de la época en las crónicas locales, denotaba ya el agotamiento corporal y la depresión de espíritu que un año después habría de conducirlo –decepcionado y amargado- a las pertas del sepulcro en San Pedro Alejandrino. 
Después de estos actos y de otros de protocolo, el libertador y su comitiva, entre la cual se encontraban generales y oficiales de las campañas libertarias, se retiraron a descansar con el fin de prepararse para el día siguiente donde se cumplieron números y atracciones especiales que remataron con el gran baile de gala ofrecido por don Francisco María de Cerezo y en cal se hicieron presente los más encopetados personajes de la época. Dos de las más bellas damas de entonces, doña Carmen Tulia Yuste y doña Mercedes Gómez recitaron – durante la inolvidable velada- las más bellas poesías y se constituyeron en motivo de admiración de todos los circunstantes, no solo por su belleza física, que también por sus eximias cualidades sociales.
El tercero y subsiguientes días –inclusive el de año nuevo de 1830- fueron dedicados por el libertador para atender visitas y comisiones que iban a presentarle sus respetos. El quinto poso para que el distinguido pintor Jaime Joaquín Santibáñez – uno de los dueños de casa- pintara su retrato al óleo que, según los conceptos de los entendidos en el arte pictórico, puede parangonarse con las mejores obras en este género de la pasada centuria y de la época colonial. Por tradición se sabe que este retrato perteneció al salón de sesiones del Cabildo de donde desapareció en la primera década del presente siglo, sin que nadie hasta la fecha sepa de su paradero.

 Este cuadro pintado al oleo, por el maestro Santibañez.
   Se encuentra en el Museo de Antioquia, 
Debe ser uno de los últimos retratos que hizo del Libertador 
 por el aspecto físico que este tendría en sus últimos años de vida.
                                                                   
                                                      


Los dos últimos días de la estadía del Libertador, los dedico a la visita de los templos. Dice una crónica local que al penetrar al recinto de la Iglesia Matriz de San Jorge, hubo de admirar la bella escultura española de la Virgen de la Paz, donada a la ciudad por el Rey Felipe III y cuyo culto data de 1604 en que fue consagrada como soberana de la ciudad y Patrona del Nuevo Reino de Granada. Recorrió los alrededores y sitios pintorescos de la ciudad. Anduvo a pie y dialogo con las gentes sencillas y humildes que encontraba a su paso con el fin de indagar sobre sus inquietudes y necesidades y sobre el concepto que les hubiese merecido la recobrada libertad.

Oleo del maestro Humberto Moriones, donde se muestra al Ibertador
siendo recibido en la Casa de Marizancena


En estas condiciones se llegó el 5 de enero de 1830 en que debía abandonar a Cartago. Con las primeras luces del amanecer se ultimaron los preparativos para el viaje de regreso. No obstante, lo temprano de la hora, una nutrida concurrencia se agolpo frente a la casa donde permaneció el libertador por varios días con el fin de presenciar su partida. Un grupo de damas y caballeros le acompaño en el recorrido hasta la salida de El Quindío, le prodigo 
atenciones y le dio el adiós de despedida. Entre los que lo acompañaron hasta San Sebastián de la Balsa, hoy Alcalá, figuran entre otras las siguientes personas: Jaime Joaquin Santibáñez, Casimiro Duran, Anastasio Gamba, Miguel Mendoza Bueno, francisco Gamboa y Joaquín Martínez Santibáñez, tesorero de rentas del distrito. (Archivo del Concejo, Tomo citado.)


                                      Placa conmemorativa por la estadía del libertador en Cartago.                                                                  Ubicada en el edificio Peada, antigua casa de la familia Santibañez
Carrera 5 entre calles 11 y 12   Parque Bolívar
                                         

Durante su estancia en Cartago, el Libertador escribió algunas cartas, entre ellas, una dirigida al General Rafael Urdaneta, fechada el 02 de enero de 1830,  donde le expresaba textualmente: ``Mi querido General, recibí ayer tarde las comunicaciones del 18. Yo me iré del país sin llevar un peso conque vivir, pero prefiero pedir limosna en países plagios, a ser espectador de tantos horrores como nos esperan. Al fin yo soy solo, pero usted que tiene familia ¿que hará? Me duele en extremo su suerte. Usted puede elegir tomar asilo a Venezuela, ya que no tiene dinero conque salir del país. Usted sabrá lo que mas le conviene. Yo sigo pasado mañana por el Quindio mi marcha. llegare a Bogota del 12 en adelante``.

Otra carta envió a Jose Maria del Castillo y Rada, todavía desde Cartago, el 04 de enero de 1830, donde le decía textualmente: ``Mi estimado amigo, ayer he recibido la horrible noticia que ha venido de Venezuela; mas por el modo que en la esencia esto puede tener resultados muy fatales y capaces de disolver la República``.  




Fuentes: Archivos del Concejo de Cartago
Daniel Arturo Gómez, en el libro ´´Cartago en la historia´´.
http://www.ventarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=1094
banrepcultural.org
delaurbe,udea.edu.co
archivodellibertador.gob.ve